Cualquier crisis que atravesemos (como la actual) es un gran desafío a nuestra fortaleza emocional. Profundiza las dificultades que estábamos viviendo y va agotando nuestros recursos, dado que no sabemos cuando se va a resolverse o terminar.
¿Resistencia o Resiliencia?
Tenemos disponibles dos maneras conocidas de transitar esto momentos.
Intentar ser RESISTENTES o intentar ser RESILIENTES. ¿No es lo mismo? Esta es una duda muy común.
Y la respuesta es NO. Las diferencias son sustanciales y nos llevan a resultados y futuros muy distintos.
Las personas resistentes viven en un esfuerzo constante, permanente. Creen que pueden con todo y más también. Toda circunstancia de su vida es considerada una batalla. Son como héroes en busca de su propia epopeya. Normalmente se repliegan en ellas mismas y tienden a querer demostrar que están en lo cierto. Intentan tener el control de la situación que los preocupa y sufren cuando sienten que no lo tienen. Suelen esconder sus emociones detrás de un optimismo fingido.
Pueden ser muy efectivas, pero pierden la capacidad de ponerse en el lugar del otro y minimizan, subestiman la relación con los demás.
En el momento que aceptan que no pueden, tienen tendencia a la depresión y al aislamiento. La palabra que los define es soledad.
Resiliencia es un concepto que proviene de la física. Es la capacidad que tiene un metal de volver a su forma original, luego de haber sido golpeado.
Llevado al espacio de los seres humanos, la resiliencia no es sólo volver a ser como se era “antes”, sino que implica un nuevo desarrollo del ser, implica la habilidad y la plasticidad para ir más allá del dolor, del sufrimiento y continuar creando la vida.
No se trata en este caso de querer validar creencias personales, Se trata de reconstruirnos, con nuevas creencias, formas de ser y estados de ánimo, como personas que pueden transitar (y aún prosperar) en los momentos de crisis, en un camino de rediseño personal constante.
En la resistencia, nos comprometemos con una determinada identidad
(“Yo soy así”, ”Siempre me fue bien así, no veo por qué tengo que cambiar ahora”)
En la resiliencia, nos comprometemos con un resultado, aún pagando el precio de un rediseño, de dejar en el camino ideas, creencias y acciones que alguna vez nos funcionaron pero … nos damos cuenta que ya no nos funcionan.
La persona resistente se compromete a ser fuerte.
La persona resiliente se compromete a ser poderosa.
Una diferencia muy importante en un equipo de trabajo y en la vida.
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